jueves, 13 de junio de 2013

'Capítulo 4'


Hoola! :3 Bueno, para empezar disculparme mil veces por tardar, pero es que entre exámenes, que abrí otro blog, y demás, no tuve tiempo. (enunfuturoalternativo.blogspot.com.es) Segundo, la 'escenita' insistió la bloggera de cuandosigueselcaminodelcorazon.blogspot.com.es asi que, no me culpéis! 
Un besito, comentad plz



La blackberry temblaba ligeramente sobre la mesilla de noche. Cristina abrió los ojos, todavía adormilada, y estiró el brazo para alcanzar el telefono.
  • Si...? - preguntó mientras se desperezaba. A su lado, Hugo abrió los ojos también.
  • Arriba vaca. En una hora en el Mc'Donals, me muero de hambre y voy a pasar de la hora de física. Ese examen lo llevo muy bien.
  • Sabela?
  • No, tu tía, la de Cuenca. Claro que soy yo! Vamos, levanta! - gritaba ella divertida
  • Esta bien, esta bien, en una hora en el Mac, lo pillé...- dijo. - por cierto, que tal está Diana?
  • Bien, mañana le dan el alta.
  • Vale, bueno, te dejo, me voy a duchar. -
  • Chao imbécila. - dijo Sabela al otro lado de la línea
  • Que pasa? - preguntó Hugo mientras se estiraba cual gato.
  • Arriba. - dijo Cristina revolviéndole el pelo. - Sabela me dijo que comiésemos en el Mac, se salta la hora de Física. Te vienes? -
  • Claro. - dijo él mientras se levantaba, vestido con unos bóxer.
  • Voy a darme una ducha. - dijo ella mientras entraba en el baño de su habitación.
  • No tardes. - respondió el mientras comenzaba a recoger su ropa.


  • Te vas ya Sabela? - preguntó Ariadna
  • Si, paso de la hora de Física. Además quedé para comer con Cris y Hugo, para ir juntos al Nautico después. - respondió ella.
  • Vale. Nos vemos por la tarde. - dijo Miriam alzando la mano, en forma de despedida.
  • Chao. -
Ariadna y Miriam se quedaron solas en el pasillo, y sonrieron mientras, tras observar que no había nadie mas, se besaron suavemente.



  • Por fin! - dijo Sabela taconenado en la puerta del restaurante.
  • Lo siento, es que Hugo no quería salir de la ducha. - dijo Cristina mientras le daba un beso en la mejilla. - Entramos?
  • Vamos. - dijo Cris cogiéndole la mano a Hugo.
El local estaba lleno, así que tuvieron que esperar un tiempo en la cola, que llegaba casi hasta la puerta.
  • Porque no vinieron Miri y Ari? - preguntó Hugo
  • No querían perderse física. - dijo Sabela encogiéndose de hombros.
  • Que raro... - dijo Cristina. - Ari siempre se quiere perder todas las horas.
  • Que desean? -
  • Yo un Happy Meal con hamburguesa de carne y patatas Deluxe. - dijo Sabela mientras sacaba su Blackberry del el bolsillo
  • Y vosotros? - preguntó la chica mientras se movía con rapidez en la caja registradora.
  • Lo mismo pero con patatas normales. Y ponganos una CBO y unas patatas grandes aparte. - pidió Hugo.
  • Ah, y un Mc'Flurry. - añadió Sabela. - de.... KitKat y caramelo.
La chica se giró y cogió una tarrina, mientras que un chico cerraba las cajas del Happy Meal.
  • Son diez con setenta y cinco. - dijo la chica con una resplandeciente sonrisa.
  • Pago yo. - dijo Hugo adelantándose a las chicas.
  • Tenga la vuelta. - dijo la dependienta, entregándole el cambio.
Subieron a la mesa de arriba y se sentaron en la mesa de la esquina. Sabela no dejaba de teclear en su blackberry, mientras que Cristina mordisqueaba una patata.
  • Que tal está Diana? - preguntó Cristina, a pesar de que ya lo había preguntado antes.
  • Llamé hoy a sus padres. Parece ser, que comienza a recordar lo sucedido durante la noche, y mañana si todo sigue según lo previsto, le darán el alta. - dijo Sabela con voz animada.
  • Entonces, estará en el cumpleaños de Miriam. - dijo Hugo
  • Supongo. Si no queda con Rafa. -
  • Algún día, ese chico, le hará mucho daño. - suspiró Sabela.
  • Ya...
  • Bueno, ya basta de cosas malas. Tengo una buena noticia. Lo siento Hugo, no es para ti. - dijo sonriendo. - Cristina, nos vamos de viaje a Verona.
  • QUE? Como conseg... Pero cuando? - dijo Cristina emocionada.
  • Mi hermana consiguió el puesto de azafata, y como hace poco fue mi santo, me regaló los billetes. Y bueno, son para dentro de dos días, justo cuando acaban los exámenes. -
  • Dame un minuto. - dice mientras saca su smartphone. - Papá? Si, soy yo. Verás, se que todo lo que te voy a decir es muy precipitado, pero Sabela me ha invitado a un viaje juntas, al acabar los exámenes, y bueno, pensé que quizás si que me dejaseis ir. Si?! Es genial. Bueno, te dejo. Un beso. Sabela, nos vamos a... Verona... Verona está en Italia no? - dijo Cristina emocionada mientras reía como una tonta.
  • Si parva, Verona está en Italia! Va a ser genial, ya verás! - respondió Sabela con alegría. - Deberíamos celebrarlo! Que os parece si salimos mañana? Además así puede venir Diana, ya veréis. Para despedir los exámenes! -
  • Por mi bien. - dijo Hugo, hablando por primera vez. - Aunque no me gusta que os vayáis a Italia. Eso está muy lejos. - dijo mientras agarraba a Cristina de la cintura, como si no la fuese a dejar ir. - Y si conoces a algún italiano guapo y no te vuelvo a ver?
  • No te preocupes Hugo, yo la cuido. - dijo Sabela.
  • Bueno, eso es quizás, exactamente lo que me preocupa.
  • Ja-ja-ja – respondió ella antes de morder bruscamente su hamburguesa.
  • Tranquilo Hugo, si conozco algún italiano guapo, le haré mudarse aquí así que seguro que me volverás a ver. - dijo Cristina
Hugo suspiró pasó una mano por el pelo, acarició la espalda de Cristina con la otra.
  • Admítelo, no podrías vivir sin mi. -
  • Mmh... He de reconocer que no, pero el sentimiento es mutuo. - dijo ella acercando sus labios a los de él.
El sonrió y la besó suavemente, sin ser consciente, de que Sabela les observaba con las cejas alzadas.
  • Bueno bueno, coger eso, que os lo vais comiendo por el camino. Quiero pasar por Inside para probarme unos bikinis, y ya es bastante tarde. Basta de babas. - dijo Sabela mientras cogía su bolso y se levantaba.
La pareja se separó y recogieron sus cosas, dejando las bandejas sobre la mesa. Salieron del local, dejando que el suave viento rozase sus rostros. Bajaron la calle de Príncipe en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos.

Los dos acabaron en el agua, salpicándose mutuamente. Hasta que ella, rogó la paz, todavía entre risas.
  • Vamos, te invito a un helado. - dijo ella mientras salía del agua.
  • Ah, menos mal. Pensaba que comenzarías a refunfuñar, como antes. - dijo él sonriente.
  • Ja-ja-ja. Espera, voy a por el dinero a la bolsa. - dijo ella. La melena larga, le caía totalmenente húmeda sobre la espalda.
Se agachó junto a la bolsa, y sus amigas la observaron con curiosidad.
  • Adonde vas? - preguntó Diana, al comprobar que ella volvía con Hugo.
  • Ah, voy a tomar un helado. Vuelvo en un rato. - dijo ella sonriendo.
Ascendieron por la playa, ignorando los silbidos de los amigos de Hugo. De la playa, pasaron al paseo, y se dirigieron al quiosco. Hugo observaba constantemente a Cristina, mientras se mordía el labio con nerviosismo.
  • Ves ese edificio de allí? ´- preguntó Hugo.
  • Ese hotel? Si, si que lo veo. - respondió
  • Es de mi tío. -
  • Oh, así que eres el ricachón pijo, que deja que las chicas guapas les inviten a helados.
  • Quien ha dicho que seas guapa? - preguntó el.
Ella le sacó la lengua y se dirigió al camarero mientras movía, con nerviosismo la trenza que se acababa de hacer.
  • Un helado de chocolate y otro de...?
  • Fresa, por favor. - dijo Hugo con una resplandeciente sonrisa.
Los dos recogieron los helados y comenzaron a caminar por el paseo. Ya era tarde, y el sol comenzaba a esconderse. Los dos permanecían en silencio, comiendo los helados.
  • Agh.. - protestó Cristina mientas se sacudía las arenas pegadas a las piernas. - por esto odio la playa... A quien le gusta la arena?-
  • A mi. De pequeño solía hacer la croqueta. Pero en cuanto a la arena, tengo la solución. Ven. - dijo agarrándola de la mano.
  • Adonde?- preguntó ella frunciendo el ceño.
  • Vamos, no seas desconfiada. - dijo el mostrando una perfecta sonrisa.
  • Esta bien. - respondió ella, dejándose arrastrar por el paso de cebra.
Retrocedieron todo lo que llevaban andado, esta vez, desde la otra acera.
  • Vale, ahora, tienes que cerrar los ojos. - dijo él.
  • Cerrarlos? Para que? -
  • Vamos, confía en mi. - respondió el.
  • Como me pase algo, cargarás con las consecuencias. - respondió ella, permitiendo que el posase las manos sobre sus ojos.
  • Vale, camina. -
Ella obedeció y comenzó a caminar, a tropezones. De pronto, notó como cambiaban de estancia, y la temperatura se caldeaba. Habrían entrado en algún sitio.
-Espera aquí un momento. Y no abras los ojos. - dijo el, mientras se apartaba.
No tardó más de dos minutos en volver y empujarla suavemente para que caminase. Casi se cae cuando llegaron a unas escaleras, pero Hugo no tardó en agarrarla por la cintura. El helado, no tuvo la misma suerte. Cristina maldijo en voz baja, y trató de alcanzar el pie de Hugo, cuando el comenzó a reírse. Con cuidado, bajaron las escaleras, y entonces el apartó la mano.
  • Ya puedes abrir los ojos. - dijo el
Ella parpadeó, adaptandose a la luz, y jadeó sorprendida. Se encontraba en un enorme “spa” con distintas piscinas, chorros, y jacuzzis. La sala, estaba acristalada, dejando a la vista, unos amplios jardines llenos de hamacas. Las piscinas interiores, parecían estar divididas en varias zonas. A la derecha, el suelo estaba cubierto de mármol negro, y un elegante jacuzzi, burbujeaba con estruendo. A su lado, había una piscina mas amplia, también de mármol y por último, un pequeño desnivel lleno de piedras lisas. En el centro de la sala, el suelo cambiaba sustituyendo el mármol por el plástico. Había una piscina grande, tres veces mas que la anterior. Y por último, a la derecha, había un montón de hamacas, cubiertas con toallas.
  • Bienvenida, a él hotel de mi tío. - dijo el riendo.
  • Es increíble! - respondió
  • Te bañas? -
Ella asintió y entro en la sala. Pensaba meterse despacio, pero no tuvo tiempo. Hugo la cogió en brazos y saltó junto a ella hacia la piscina. Calleron salpicando el suelo y nadaron hasta la superficie. Cristina se agarró al borde, y Hugo se apoyó a su lado. Por una casualidad, o quizás no, los dos se giraron al tiempo. Y inevitablemente, sus labios se juntaron. Sus cuerpos se rozaron, bajo el agua, y agarrándose con una mano al borde, Hugo apretó a Cristina contra si. Ella jadeó y enredó sus piernas alrededor de su cintura. No podía hacerlo, pensaba. Veía venir como acabaría aquello. Ni siquiera le conocía. Pero... Las manos de el acariciaron su espalda y soltó el borde. Los dos se hundieron, besándose bajo el agua. Cuando ya no podían aguantar, nadaron hasta las escaleras. El se sentó, y ella sobre el. Continuaron los besos, las caricias, y Cristina se dejó llevar, hasta que él, tiró del cordón de su bikini. Ella jadeó y se apartó y poco, llevándose las manos a la espalda.
  • Hugo yo... Yo nunca he... No se si... - tartamudeó ella.
  • No seguiremos si no quieres. - dijo el con voz dulce. - No quiero una noche de sexo desenfrenada, quiero intentar algo contigo.
  • Intentar que? Me acabas de conocer! - dijo ella
  • Eso es lo bonito de la historia no? - sonrió el

Ella suspiró y se mordió el labio. No sabía lo que podría pasar, pero como se suele decir, quien no arriesga, no gana. Así, que dejó caer las manos y el bikini, mientras se pegaba a Hugo, besándole con suavidad. El jadeó y la levantó en brazos, sacándola de la piscina. La tumbó con delicadeza en una de las hamacas y se dejó caer encima. Sus labios rozaron su cuello, y ella jadeó, sorprendida. mientras sus manos recorrían su vientre. Ella respondió al beso, y también a las caricias, rozando su musculada espalda con sus dedos. Sus labios volvieron a rozar su cuello, y se incorporó para quitarse el bañador. Cristina bajó las manos hasta su pantalón y desabrochó la hebilla de su cinturón, acariciando el bulto de sus boxers. El gimió y besó con suavidad sus pechos, bajando a su vientre, y desabrochando después el botón de sus shorts. Los dos gemían excitados, y no tardaron en estar desnudos acariciándose mutuamente. Las manos de él sobre sus nalgas, atrayéndola hacia si, provocaban en ella escalofríos de placer. El le abrió las piernas con suavidad entonces, y rozó una zona inexplorable con su miembro, penetrandola suavemente. Ella gimió arañando su espalda, y comenzó a moverse con mas rapidez, gritando de placer. El jadeó también y se sentó poniéndola sobre el. Esta vez, era ella quien marcaba el ritmo, levantandose y dejandose caer con lentitud. El besaba su cuello, gimiendo. No tardaron en llegar al orgasmo, entre gritos y jadeos, los dos se dejaron caer sobre la hamaca.

2 comentarios:

  1. ¡Me encanta! Es genial, como todo lo que escribes.
    Y yo no insistí, la culpa es toda tuya, así que cállate anda...
    Un besoo <3

    P.D. Sigue escribiendo anda :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaja muuchas gracias, y si fue culpa tuya que eres muy morbosa JAJAJAJA
      Muchoos azucarillos <3

      Eliminar